Con este embarazo he querido ir más «piano, piano». No he querido hacerme ilusiones ni pensar demasiado en el futuro bebé por si se volvía a repetir la experiencia anterior. Debo reconocer que cuando superé la semana 6 me sentí más aliviada, pero siempre manteniendo la precaución de no tirar cohetes hasta que lleguemos a la semana número 13.
Durante estas semanas he tenido todos los síntomas que no tuve con el embarazo de octubre. Lo más llamativo, quizás, fuera el estreñimiento, que me tuvo por la calle de la amargura casi 1 semana. Para acabar con él me recomendaron beber mucha agua (ya bebo litro y medio diario), comer kiwis o papayas (que no me gustan), echarle semillas de sésamo al yogurt (están malísimas) y un medicamento en sobres apto para embarazadas, pero no me hizo nada. Me volví loca buscando soluciones a través de diferentes foros hasta que encontré que en uno recomendaban cereales All-Bran y yogures Activia. ¿Cómo no había pensado en esos productos que anuncian a todas horas para combatir el estreñimiento ocasional? Me decidí por los yogures y… mano de santo.
Otros de los síntomas han sido el sueño (me voy durmiendo por los rincones), náuseas (para las que me han recetado Cariban) y aumento de los pechos. Mira que soy pechugona de toda la vida, pero ahora estoy que ni Pamela Anderson en sus mejores tiempos. Me empezaron a doler los pezones y los sujetadores me hacían daño en la zona inferior, por lo que me he tenido que comprar unos sin aros en Decatlhon (24 euritos de nada). También se me ha ensanchado la zona abdominal. Los pantalones comenzaron a quedarme algo estrechos desde el principio, así que me di una vuelta por H&M y me llevé un par de pantalones vaqueros pre-mamá. Eso sí, mirando a todos lados por si aparecía alguien conocido y me pillaba. Sigue leyendo